En
2 de Corintios 1-1-12 la Biblia nos dice: “…Pablo, apóstol de Jesucristo
por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, a la iglesia de Dios que está en
Corinto, con todos los santos que están en toda Acaya: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro
Padre y del Señor Jesucristo. Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos
consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros
consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación
con que nosotros somos consolados por Dios. Porque de la manera que abundan en
nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo
nuestra consolación. Pero si somos atribulados, es para vuestra consolación y
salvación; o si somos consolados, es para vuestra consolación y salvación, la
cual se opera en el sufrir las mismas aflicciones que nosotros también
padecemos. Y nuestra esperanza respecto de vosotros es firme, pues sabemos que
así como sois compañeros en las aflicciones, también lo sois en la consolación.
Porque hermanos, no queremos que ignoréis acerca de nuestra tribulación que nos
sobrevino en Asia; pues fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras
fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida. Pero
tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en
nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos; el cual nos libró, y
nos libra, y en quien esperamos que aún nos librará, de tan gran muerte;
cooperando también vosotros a favor nuestro con la oración, para que por muchas
personas sean dadas gracias a favor nuestro por el don concedido a nosotros por
medio de muchos. Porque nuestra gloria es esta: el testimonio de nuestra
conciencia, que con sencillez y sinceridad de Dios, no con sabiduría humana,
sino con la gracia de Dios, nos hemos conducido en el mundo, y mucho más con
vosotros…”.-
1.- Tenemos que tener una misión. Hebreos 10:5 nos dice: “…Por
lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me
preparaste cuerpo….”. Jesús vino
con una misión: El dijo yo vengo a hacer una misión: la voluntad de Dios.-
La clave está que no me separe de la voluntad de Dios. Jesús
tenía una misión clara. No vivas sin un propósito.-
La voluntad de Dios va a revelar cuál es tu propósito. Por
eso busca la voluntad de Dios. Entendemos que también nosotros tenemos una
misión.-
2.- Debo entender mi misión, yo me caso con un propósito.
Debemos entender el propósito en lo que hacemos. Finalmente entiendo un paso a
la vez mi propósito.-
Nuestra plataforma es donde estoy parado.-
3.- Tener fe, en Hebreos 11:1 la Biblia nos dice: “…Es,
pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve…”.
Las cosas no ocurren por casualidad. Por ejemplo la gente te dice feliz año
nuevo, pero la gente no es intencional. Tenes que pensar en grande y creer en
Dios. Primero tengo que saber la voluntad de Dios.-
Debo pedir a Dios, hágase tu voluntad como en el Cielo, así
también en la tierra. Busquemos su voluntad.-
4.- Debo saber que no es con mi fuerza.
Zacarías 4:6 -7 nos dice: “…Entonces respondió y me habló diciendo:
Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con
fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos. ¿Quién eres tú,
oh gran monte? Delante de Zorobabel serás reducido a llanura; él sacará la
primera piedra con aclamaciones de: Gracia, gracia a ella….”.
Jesús tumbo
una estructura. En Colosenses 2:15 Biblia nos dice: “…y despojando a los principados
y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la
cruz…”.-
Debemos
reconocer al Espíritu Santo todo el tiempo. Le hablamos al Espíritu Santo,
tenes que practicar. Preguntarle todo.-
El que
pregunta es una persona que se hace ignorante y es para hacerte inteligente, 1
de Corintios 3:18 nos dice: “…Nadie se engañe a sí mismo; si alguno
entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a
ser sabio….”. Cada día debemos hacernos ignorantes para ser sabio,
preguntarle todo a Dios.-
Dios te hace competente para esta misión, 2 de Corintios 3:5-6
nos dice: “…no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como
de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, el cual
asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino
del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica…”. Mientras yo estoy anclado a la palabra de Dios,
yo voy a permanecer. Cielo y tierra van a pasar, pero la palabra de Dios no va
a pasar. Juan 5:14-30 nos dice: “…Después le halló Jesús en el templo, y le
dijo: Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa
peor. El hombre se fue, y dio aviso a los judíos, que Jesús era el que le había
sanado. Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle,
porque hacía estas cosas en el día de reposo. Y Jesús les respondió: Mi Padre
hasta ahora trabaja, y yo trabajo. Por esto los judíos aun más procuraban
matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía
que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios. Respondió entonces
Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada
por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace,
también lo hace el Hijo igualmente. Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra
todas las cosas que él hace; y mayores obras que estas le mostrará, de modo que
vosotros os maravilléis. Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da
vida, así también el Hijo a los que quiere da vida. Porque el Padre a nadie
juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como
honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió. De
cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene
vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. De
cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán
la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán. Porque como el Padre
tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo;
y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre.
No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los
sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de
vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación. No puedo yo
hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no
busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre…”.-
Debemos reconocer que no podemos hacer nada por nosotros
mismos. ¿Cómo debo hacer esto Señor para esta misión?. Para hacer esta misión
tengo que ser enviado. Dios te envió. La misión es transformar el país,
compartir a Cristo, compartir lo que Dios te dio.-
En Juan 14:12 la Biblia nos dice: “…De cierto, de cierto os digo:
El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores
hará, porque yo voy al Padre….”. No debo desenfocarme de mi objetivo.-
En Habacuc 2:2-3 la Biblia nos dice: “…Y Jehová me respondió, y dijo:
Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella.
Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no
mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará….”.-
Y en Daniel 10:13 nos dice: “…Mas el príncipe del reino de
Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los
principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de
Persia….”.- Así también en el Salmo 132:18 la palabra de Dios nos dice:
“…A
sus enemigos vestiré de confusión, Mas sobre él florecerá su corona….”.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario