En 1
de Crónicas 13:2-3 leemos: “…Y dijo David a toda la asamblea de Israel:
Si os parece bien y si es la voluntad de Jehová nuestro Dios, enviaremos a
todas partes por nuestros hermanos que han quedado en todas las tierras de
Israel, y por los sacerdotes y levitas que están con ellos en sus ciudades y
ejidos, para que se reúnan con nosotros; y traigamos el arca de nuestro Dios a
nosotros, porque desde el tiempo de Saúl no hemos hecho caso de ella…”.-
Hay
una necesidad de restaurar cosas. Hay cosas que podemos perder, muchas veces
venimos a la Iglesia para que nos recuerden lo que hemos olvidado.-
David
decidió que lo más importante era restaurar la presencia de Dios.-
Muchas
veces no nos aseguramos que la presencia de Dios vaya con nosotros. Nosotros
necesitamos del Señor Jesucristo, sin El no podemos hacer nada.-
Muchas
veces la presencia del Señor es olvidada.-
David
se preocupó de restaurar esa presencia, no olvidemos que todo lo que hacemos,
lo hacemos para el Señor Jesús, alabanzas, adoración, cursos, congresos y nos
olvidamos de la presencia de Dios.-
El
siempre está ahí, viéndonos en nuestra casa, aunque nosotros no le demos su
lugar, El está allí.-
Restaurar
la presencia de Dios, no cuesta tanto, ¿Por qué? Porque el Señor anhela tener
comunión con nosotros.-
Hay
que saber restaurar el Arca: Es muy complicado andar en la presencia de Dios,
no olvides El es el Señor. Tenemos que andar con respeto delante de su
presencia, no podemos hacerlo a la manera nuestra, tiene que serlo a la manera
de Dios.-
El
Arca lo llevaban los sacerdotes. Quienes llevan y traen la presencia de Dios
somos nosotros. La presencia de Dios va donde nosotros vamos. La verdad para
David se convirtió en un problema.-
Luego
David escudriño bien las Escrituras, así también nosotros debemos hacer. No se
trata de hacer las cosas como a mí me parece.-
Señor
renuncio a mi manera de pensar. Dios establece las pautas, tengo que abrir la
palabra de Dios, a la mayoría no nos gusta escudriñar, preferimos que el pastor
nos de un buen sermón.-
Para
encontrar el llamado tenemos que buscar la presencia de Dios, decirle tengo
hambre de ti, tengo sed de ti.-
Nosotros
somos reyes y sacerdotes delante de Dios. Yo tengo que llevar la presencia de
Dios, en la familia, en el trabajo.-
Restaurar
el lugar de los sacerdotes, restaurar la alabanza.-
¿A
quién le cantamos?
A
veces queremos competir con otros sobre la cantidad de personas, pero lo que
tenemos que asegurarnos es de la presencia de Dios.-
A veces nos preocupamos más de agradar a
los hombres que agradar al Señor, hazle caso a lo que te diga el Señor.-
El
punto es que le agrademos a El, que El se va a encargar de los hombres.-
El
Señor honra a los que lo honran, si tienes una célula que sea para honrar al
Señor, que sea para la gloria de su nombre.-
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