En Isaías 66:1-2 la palabra
de Dios dice: “…Jehová dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis
pies; ¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde el lugar de mi
reposo? Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice
Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a
mi palabra…”.-
Si hoy seguimos al Señor, es porque El nos tocó. Se deben de
levantar líderes con unción.-
Primero: Necesitamos andar en quebrantamiento, cuando uno
está quebrantado, no está lleno de arrogancia, que es de los pecados que más difícil
es que nos demos cuenta.-
El orgullo es como el mal aliento, parece que nosotros no nos damos cuenta que lo tenemos, el
orgullo viene cuando uno piensa que es uno el que produce las cosas. Dios
quiere que nos volvamos a El. Es cuando oramos y le decimos nuestras cosas
cuando ocurren porque Dios está contigo. Es importante depender de Dios.-
En Isaías 57:15 leemos: “…Porque así dijo el Alto y Sublime, el que
habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la
santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el
espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados….”.
Para vivificar el corazón quebrantado.-
Tenemos que entregar todo, es necesario que muramos, así no
nos va a importar el qué dirán. ¿Cuándo le buscas?: Cuando te humillas delante
de El y le hablas.-
Te entrego mis finanzas, etc.. Muchas veces tú lo buscas,
pero otras veces El té quiebra, rompe el vaso, cuando viene eso, no tienes más
de dónde agarrarte, todo aquello en lo cual nos apoyamos.-
A veces uno dice, yo no me apoyo, pero si lo haces. Nunca
conocerás a Dios tan bien como cuando viene el quebrantamiento, y El viene y te
sella, y ese tiempo de quebrantamiento te marca.-
El quiere quitar eso de ti, para que El ponga más de El.
Allí tienes la opción 1.- Buscar de todo tu corazón a Dios. 2.- Darle la
espalda. Lo mejor que podemos decir es que tengamos un espíritu quebrantado.-
Segundo: Darle el lugar que merece la Palabra de Dios,
temblar o respeto por el que El me dice, lo que El habla El va a cumplir. La
Biblia es la Palabra de Dios. Nunca los libros de liderazgo van a ocupar el
lugar de la Biblia. La Biblia tiene que ocupar el lugar prioritario. La Biblia
no es para unos cuantos. Eso es una mentira del diablo. Puede que no te
acuerdes de lo que lees, pero te alimentó.-
Dice la Palabra de Dios que es el Espíritu Santo el que nos
recordará todas las cosas que dijo Jesús. Esa Palabra es la que va a vivificarnos.
Nosotros necesitamos recibir ese alimento. Independientemente a las charlas que
tengo que dar, tenes que recibir. Siempre vas a tener algo que decir.-
Leamos primero la Palabra de Dios y dejemos que Dios nos
hable. Tú vas a ver el poder de Dios en tu vida. Esa es la unción. A El le
interesa ver tu vida transformada para que a través de tu vida otros cambien.-
En el Salmo 27:4 leemos: “…Una cosa he demandado a Jehová,
ésta buscaré; Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para
contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo…”.-
Tercero: Tenemos que mantener la comunión con Dios. Siempre
sus puertas están abiertas. Si no puedes dormir, seguro que el Espíritu Santo
quiere que ores, entonces ora, esa puerta nunca se te va a cerrar.-
Cuando más debemos ir delante de Dios es cuando uno falla,
dile yo no quiero perder el gozo de tu salvación. El te devuelve el gozo, la alegría.-
Lo que más el enemigo usa es la culpa y el Señor te dice,
toda esa culpa yo ya la pagué.-
Cuando vas a la presencia del Señor, El te da confianza.-
Dios quiere que tú te levantes, más oración, más poder.
Cuando le buscas a Dios El te va a responder.-
Cuarto: Hechos 5:32 dice: “…Y nosotros somos testigos suyos
de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le
obedecen…”. Obediencia: Donde tú te sometas a Dios, no busques con salirte con la tuya. Yo
quiero hacer exactamente lo que me digas Señor, esa obediencia debe ser
inmediata, instantáneamente, así me cueste, voy a hacer lo que me pides. No es fácil,
pero no te de miedo obedecerle a Dios.-
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