Lo primero que tenemos que
entender es que estamos llamados a una misión. En Hebreos 10:9 la Biblia dice: “…y
diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo
primero, para establecer esto último…”. Jesús en el Padre Nuestro dice
Venga Tu Reino.-
En Mateo 28:19 la Palabra de Dios dice: “…Por tanto, id, y haced
discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo;…”. La paternidad, la identidad y la habilidad,
tenemos de Dios. La misión es muy importante.-
Ejemplo tenemos en la Biblia de Saúl, en 1 de Samuel 15:
18-19 dice: “…Y Jehová te envió en misión y dijo: Ve, destruye a los pecadores de
Amalec, y hazles guerra hasta que los acabes. ¿Por qué, pues, no has oído la
voz de Jehová, sino que vuelto al botín has hecho lo malo ante los ojos de
Jehová?...”. ¿Qué pasó con Saúl?: No cumplió su misión, Saúl se definió
por lo que la gente decía y no por la voz de Dios.-
En Mateo 21:43 leemos: “…Por tanto os digo, que el reino de Dios
será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él…”.
Nuestra misión es producir frutos del reino.
En
Apocalipsis 1:6 la Palabra de Dios nos dice: “…y nos hizo reyes y sacerdotes
para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos.
Amén…”. El peligro está que eso se nos puede quitar.-
Tenemos
que tener la fe de Dios. En Marcos 11:21-22 la Biblia dice: “…Entonces
Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha
secado. Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios. Porque de cierto os
digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no
dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le
será hecho…”. Yo tengo la boca
de Dios, para establecer, para crecer. Yo soy un profeta. Porque vos hablas la
voz de Dios sobre tu ciudad.-
En
Hebreos 11:34 dice: “…apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas
de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos
extranjeros…”. Dios se glorifica en la debilidad. Debemos orar por la
ciudad, llorar por la ciudad, pedir por la ciudad. Un hijo de Dios que quiere
que la ciudad se rinda a los pies de Cristo. Alguien tiene que pararse y pedir
por la ciudad.-
En 2
de Timoteo 1:7 dice: “…quien nos salvó y llamó con llamamiento
santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia
que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos,…”.
Voy a ser apto para la misión. No mires como corre el otro, vos tenes tu
carrera. Jesús viene muy pronto, viene a buscar una iglesia sin mancha y sin
arruga. La iglesia no envejece, madura. Miles y miles van a venir. Dios nos va
a pedir cuentas de las almas.-
En
Lucas 22: 24-30 la palabra de Dios nos dice: “…Hubo también entre ellos una
disputa sobre quién de ellos sería el mayor. Pero él les dijo: Los reyes de las
naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son
llamados bienhechores; mas no así
vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige,
como el que sirve. Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que
sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Mas yo estoy entre vosotros como el
que sirve. Pero vosotros sois los que
habéis permanecido conmigo en mis pruebas. Yo, pues, os asigno un reino, como
mi Padre me lo asignó a mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y
os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel…”. Tu reino
es tomar tu ciudad. Nosotros somos profetas para nuestra ciudad. Háblele a su
ciudad. Debemos saber que no es con nuestra fuerza, es con el Espíritu Santo. Cuanto
más grande es la iglesia, es con el Espíritu. En Zacarías 4: 1-4 leemos: “…Volvió
el ángel que hablaba conmigo, y me despertó, como un hombre que es despertado
de su sueño. Y me dijo: ¿Qué ves? Y respondí: He mirado, y he aquí un
candelabro todo de oro, con un depósito encima, y sus siete lámparas encima del
candelabro, y siete tubos para las lámparas que están encima de él; Y junto a
él dos olivos, el uno a la derecha del depósito, y el otro a su izquierda. Proseguí
y hablé, diciendo a aquel ángel que hablaba conmigo: ¿Qué es esto, señor mío?...”.
Pregunta siempre, pregúntale al Espíritu Santo. En 1 de Corintios 3:18 la
palabra de Dios dice: “…Nadie se engañe a sí mismo; si alguno
entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a
ser sabio….”. Pregunta todo al Espíritu Santo. Hacéte ignorante.-
En lo
secreto Dios te llena de su aceite. El problema es que nos apuramos para salir
de la presencia del Señor. No es con ejército, no es con fuerza es con el
Espíritu Santo. Dios te está llamando para cosas más grandes. En Isaías 54: 1-2
dice: “…Regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz; levanta canción y da
voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto; porque más son los hijos de la
desamparada que los de la casada, ha dicho Jehová. Ensancha el sitio de tu
tienda, y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no seas escasa;
alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas…”. Dios te va a reventar con
bendición.-
En
Hechos 1 dice, me seréis testigos, y en Gálatas 2:20 dice: “…Con Cristo estoy juntamente
crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la
carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí
mismo por mí….”. Dios necesita de hombres y mujeres ungidos.-
En 2
de Corintios 3:5 la palabra de Dios dice: “…no que seamos competentes por nosotros
mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia
proviene de Dios,…”. No que seamos competentes, sino que viene de Dios.
El potencial de Dios, Cristo vive en mí. No yo con mis fuerzas. No hagas con
tus fuerzas nada. Mi competencia viene de Dios. Dios me hace competente. Pero
tenemos que tener el Espíritu de Cristo. Señor, no puedo hacer nada por mí
mismo.-
En
Juan 5:30 dice: “…No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi
juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me
envió, la del Padre….”. ¿Por qué?: Porque si haces con tu fuerza se va acabar.-
Debo
ser enviado: En Juan 17.18 leemos: “…Como tú me enviaste al mundo, así yo los
he enviado al mundo…”. El que te envía es Dios, no es tu líder, ni tu
pastor, es Dios.-
En Hechos
13:4 dice: “…Ellos, entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a
Seleucia, y de allí navegaron a Chipre….”. Tengo que tener la visión
bien clara. Antes de ganar, ya gané. Somos más que vencedores. En Habacuc 2:3
la Biblia dice: “…Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el
fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará…”.-
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